La masonería es una escuela de virtud y sabiduría, que conduce al Templo de la Verdad bajo el velo de los símbolos a los que la aman y la desean.
Instrucción por preguntas y respuestas para el grado de Aprendiz Masón (Primera sección).
La masonería es una orden iniciática europea nacida en la Modernidad y que reclama el pensamiento antiguo, la tradición, como legitimación para sus fines. Más allá de la imagen que se ha proyectado de ella, su principal herramienta es el trabajo con símbolos por los que el iniciado va transitando hasta encontrarse a sí mismo. Este lema, atribuido tradicionalmente al oráculo de Delfos, ha constituido el fin antropológico de la Orden. Los masones, de todas las Obediencias y Ritos, han trabajado en esta línea, algunos desde premisas sociopolíticas y otros desde premisas filosófico-herméticas en un mundo deslumbrando por las luces de la razón.
Estos caminos alumbraron dos masonerías. Una racionalista y política, la cual exploraba los caminos que, un poco más tarde, propondría la revolución francesa; y otra espiritual y esotérica, que cuestionaba esos caminos políticos y volvía a plantearse cuestiones acerca del origen, de la existencia y la regeneración de un estado trascendental del ser. Aunque ambas se preguntaban por el sentido del ser humano, sus respuestas fueron muy diferentes. Mientras la primera miraba a la tradición para construir un «templo nuevo», la segunda tomaba la tradición para restituir «el templo destruido» desde el anonimato que proporcionaba la tradición. Así, mientras la primera quería construir al ser humano desde el optimismo y el progreso, la segunda propiciaba una regeneración del ser humano tras la caída adámica. Esta última, representada mayoritariamente por los iluministas del XVIII, pretende ahondar en la búsqueda gnóstica que surge tras la caída del ser humano y su restitución, además de los misterios intermedios que en ella ocurren. Ambas son formas de vivencia filantrópica.
¿Qué es el RER?
El Régimen Escocés Rectificado (RER) presenta la particularidad destacable, y probablemente única, de poseer una doctrina propia de iniciación, explícitamente formulada y metódicamente enseñada grado a grado. De este modo, al mismo tiempo que sus miembros avanzan en la vía iniciática, se les imparte una enseñanza teórica en forma de discurso pedagógico en relación con esta misma iniciación.
Esta doctrina de la iniciación masónica está intrínsecamente ligada a la naturaleza y destino del hombre y en perfecto acuerdo con el cristianismo que le es connatural, permitiendo a quien se adhiere a ella vivir la plenitud del proceso iniciático en la plenitud de la fe cristiana.
El origen de esta doctrina está en las enseñanzas de Martínez de Pasqually, particularmente en su Tratado de la Reintegración de los seres, sustrato doctrinal de todo el conjunto del rectificado que Jean Baptiste Willermoz adaptó a la estructura y presentación actual de la Orden. Jean François Var resume en cuatro puntos la doctrina del RER:
El ser humano solo no puede acceder a la reintegración. La reintegración, corporal y espiritual, debe volver a la inocencia y a la perfección gloriosa. Tan solo Dios, y su misericordia, es la que puede transformar al iniciado no en un renacido, sino en un resucitado desde una perspectiva metafísica y ontológica. Por eso, esta Orden es cristiana, que es el ejemplo de auxilio y reintegración.